Räsänen, miembro de la Iglesia Evangélica Luterana de Finlandia y ex presidenta de la Democracia Cristiana, ha sido investigada por la policía desde junio de 2019 después de cuestionar al liderazgo de la iglesia luterana finlandesa a la que asistió.
En ese momento, la iglesia había patrocinado el evento LGBT ‘Pride 2019’ usando una imagen con un texto bíblico. En respuesta, Räsänen cuestionó el liderazgo de la iglesia en un tweet, que luego la metió en problemas por cometer un discurso de odio. Posteriormente, fue sometida a varias entrevistas con la policía en relación con sus opiniones y esperó más de un año a que el Fiscal General determinara si la acusación debía continuar.
Räsänen también enfrenta crímenes por los comentarios que hizo en un programa de televisión de 2018 y un panfleto de 2004 donde describió la enseñanza oficial de su propia iglesia sobre la sexualidad humana.
ADF International, el grupo legal cristiano que representa a Räsänen, declaró que el político enfrenta dos años de prisión por cada crimen.
«No puedo aceptar que expresar mis creencias religiosas pueda significar encarcelamiento. No me considero culpable de amenazar, difamar o insultar a nadie. Todas mis declaraciones se basaron en las enseñanzas de la Biblia sobre el matrimonio y la sexualidad», dijo Räsänen en un comunicado.
«Defenderé mi derecho a confesar mi fe, para que nadie más sea privado de su derecho a la libertad de religión y expresión», afirmó. «Me aferro a la opinión de que mis expresiones son legales y no deben ser censuradas. No me retractaré de mis puntos de vista. No me dejaré intimidar para que oculte mi fe. Mientras más cristianos guarden silencio sobre temas controvertidos, más estrecho será el se pone espacio para la libertad de expresión».
Paul Coleman, director ejecutivo de ADF International, explicó que «la libertad de expresión es una de las piedras angulares de la democracia».
«La decisión del Fiscal General de Finlandia de presentar estos cargos contra el Dr. Räsänen crea una cultura de miedo y censura», agregó. «Es aleccionador que estos casos se estén volviendo demasiado comunes en toda Europa. Si funcionarios públicos comprometidos como Päivi Räsänen son acusados penalmente por expresar sus creencias profundamente arraigadas, se crea un efecto paralizante en el derecho de todos a hablar libremente».
Räsänen, que también es doctora en medicina y abuela, ha sido miembro del Parlamento desde 1995. Se ha convertido en una destacada defensora de las opiniones cristianas tradicionales sobre el matrimonio, la eutanasia y el aborto. Sus puntos de vista se consideran más conservadores que los de la dirección del ECLF.